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¿Qué significa la frase más perdido que el hijo de Limber?

Hace algunas semanas estábamos construyendo el software de RadioHouse como siempre y en todo momento en el momento en que nuestro compañero Eduardo Bennett de súbito ha dicho algo no apto. No sé, quizás fue un instante de falta de concentración, como le puede pasar a alguno.

El aspecto es que el señor Jacobo Hernández le ha dicho: “Eduardo… ¡Andas mucho más perdido que el hijo de Limber!”

¿Qué ocurrió con el hijo de Limberg?

El pequeño Converses Lindbergh Jr. fue secuestrado el 1 de marzo de 1932 de la vivienda familiar en Novedosa Jersey. Hauptmann fue culpado a muerte tras un juicio que fue novedad de primera plana en el mundo entero y fue ejecutado en Trenton, Novedosa Jersey el 3 de abril de 1936.

La expresión «¡Perdido como el hijo de Lindbergh!» Desaparición del hijo de un popular conduzco estadounidense y se utiliza en este país para señalar que alguien es completamente inconsciente de una situación.

Argumentos ideales

El contenido de las entidades básicas de la lengua se ubica entre lo gramatical y lo léxico. Las entidades léxicas son aquellas que poseen concepto relacionado con el planeta real o el planeta de lo abstracto; por servirnos de un ejemplo, puerta, árbol, grano y nube. Por otro lado, las entidades gramaticales son aquellas cuyo contenido cumple primordialmente la función de ordenar la gramática y ofrecer cohesión al alegato (Elvira, 2006, p. 2); por servirnos de un ejemplo, como, para, desde y en el momento en que. Por contra, hay que decir que la frontera entre gramática y léxico no está precisamente definida y que hay casos de entidades lingüísticas que poseen concepto léxico y asimismo efectúan funcionalidades gramaticales.

Por otra parte, la diferencia entre lo gramatical y lo léxico reside no solo en el contenido, sino más bien asimismo en los procesos mentales que usa el hablante para codificar y decodificar las expresiones lingüísticas. Los hablantes usan 2 tipos distintas de elementos cognitivos para entender y generar las expresiones de la lengua (Elvira, 2006, p. 3). Por una parte, la memoria que empleamos en nuestra cabeza para buscar expresiones en el diccionario. Por otra parte, la aptitud de procesamiento que poseemos para ceñirnos a las reglas lingüísticas al charlar.

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