Señales de que los pequeños NO están acatando a sus progenitores
Estos son ciertos hábitos preocupantes que son una clara señal de que los pequeños están cruzando la línea del respeto: – Desafian a sus progenitores repitiendo el accionar hazlo reiteradamente y responsablemente Se le solicitará que se detenga.
Jamás hay que aceptar la ofensa. Es preferible no buscar la confrontación en el momento en que se es joven, pero eso no quiere decir que debamos pasar por prominente visto que mi hijo no me respeta.
Lo más esencial es no perder la tranquilidad, no vocear, no enfadarse y no amenazar. Es esencial no perder el control, lo destacado es salir de la habitación. Y en el momento en que haya pasado un tiempo, al día después empezaremos a utilizar las secuelas.
¿De qué manera hago a fin de que mi hijo me respete? diez pautas para educar respeto
¿De qué manera puedo lograr que mi hijo me respete? En el momento en que los pequeños y pequeñas no nos respetan, requerimos cambiar nuestra forma de accionar y poner en práctica ciertas pautas para instruir este valor primordial.
- Sostener la tranquilidad frente a la rebeldía y ofensa del niño. Contestar con crueldad (chillidos y ofensa) solo se utiliza para empeorar la situación.
- Usa técnicas de especialidad efectiva fundamentadas en el respeto al niño. Si observamos una ofensa, vamos a pensar en el castigo (como resultado negativa de sus actos, no como represalia por ellos). Este castigo puede ser algo de este modo: Hasta el momento en que no me charles con respeto, no me preocuparé por ti. Mantén siempre y en todo momento la tranquilidad y no te enojes. Utilizar refuerzos positivos que premien su buen accionar.
- Establece reglas visibles, exactas y sucintas. Estas reglas han de ser admitidas por todos. No tiene que ver con imponerse, hablamos de lograr que el niño comprenda por qué razón hay que proseguir una cierta regla y ofrecerle voz en esas reglas. En el momento en que comprenden por qué razón es mucho más simple para ellos proseguir estas reglas.
- Los pequeños y pequeñas aprenden mucho más de lo que ven que de lo que les mencionamos. O sea aún mucho más pronunciado tratándose de valores, los pequeños interiorizan los valores que ven en el resto. Predicar con el ejemplo es esencial. Si es nuestra forma de accionar, tendemos a ser irrespetuosos, lo van a ver como la manera habitual de accionar.
- No les dejes ninguna mala educación o ofensa, por suave que sea. Están probando dónde se encuentra la línea, y si los dejas pasar, tenderán a ir más allá. Continúa estable, pero relajado y amoroso.
- Estar comunicado con el niño. La ofensa con frecuencia puede ser de algo incómodo sensible por no comprender el concepto de una regla. Es esencial escucharlos y explicarlos.
- Impide ser bastante autoritario o supervisar bastante al niño. Con estas reacciones, solo los hacemos mucho más rebeldes. El truco está en asistirlos a distinguir espacios y instantes en los que se tienen la posibilidad de comportar de una u otra forma (ej. en clase no puedes correr, en el patio sí. Entonces tienes que llevar a cabo la labor en ese instante puedes jugar)
- Si castigas al niño por rebeldía o ofensa, tienes que seguir con el castigo hasta el momento en que cumpla con lo que le has dicho. Por servirnos de un ejemplo, si precisa disculparse, no levantes la sanción hasta el momento en que lo realice.
- Enséñale modales básicos, por favor, gracias… es una manera de enseñarle a actuar con respeto.
- Enséñale una manera asertiva de estar comunicado. Hablamos de ser con la capacidad de decir lo que piensas y proteger tus derechos sin dañar a el resto y sin ser irrespetuoso.
Mi hijo no me respeta: escúchalo y háblale
Las secuelas no han de ser en ningún caso una manera de venganza o castigo, sino más bien una forma cariñosa de trasmitir esas acciones. tener un encontronazo en el final. Jura estar siempre y en todo momento presente y libre para tu hijo, preguntando por sus sentimientos y expresando los tuyos. Intente llegar a un convenio con él.
La manera más óptima de llegar a tu hijo es siempre y en todo momento el cariño incondicional y el respeto. Más allá de que no es el sendero mucho más veloz o mucho más simple, es el que forjará un vínculo sensible saludable entre ustedes 2.
Sea su mejor ejemplo
Para ser su mejor ejemplo, ha de ser siendo consciente de sus acciones y sus expresiones para su hijo. Es requisito tener un óptimo control sensible para entender que hay expresiones que son irrespetuosas y hábitos físicos que tienen la posibilidad de tener exactamente el mismo efecto sin precisar expresiones (por servirnos de un ejemplo, sujetarlo del brazo, mirarlo hacia abajo, etcétera.).
En ocasiones, en dependencia de tu estado anímico o de lo fatigado que estés, un día dejas pasar algunas faltas de respeto y otros días no. Por poner un ejemplo, en el momento en que andas de buen humor o en compañía de otra gente, puedes presenciar alguna ofensa que no se te habría escapado en otras situaciones. Esto verdaderamente no habría de estar pasando, y jamás tienes que dejar que tu hijo te falte al respeto. Si lo realiza en ocasiones ahora ocasiones no, su hijo se va a sentir confundido. Siempre y en todo momento tiene exactamente el mismo enfoque frente a la ofensa.
Clave para establecer nuevamente el orden y la autoridad.
- Deja claro qué reglas se aplican en el hogar (ten en cuenta que estas reglas asimismo se aplican a ti, lo que pasó con nuestros abuelos no se aplica a que el padre más que nada hace lo que deseaba).
- Haz una marca.
- Jamás vamos a usar la crueldad, debemos charlar y debatir como nuestros hijos tienen que charlar y debatir sin enfados.
- Pierde el temor a decir «NO» pero explícalo, «no por el hecho de que no» o «no pues yo lo digo» no merece la pena.
- Se incesante en tus acciones, si afirmas que harás algo, hazlo. Así sea para bien (una recompensa) o para mal (si la castigan por algo, se queda y mientras que realice lo que la castigan, va a recibir exactamente el mismo castigo o mucho más si es reincidente pero no permitir que ocurra).
- En el momento en que se confunda, acepte su fallo, háblelo y resuélvalo entre progenitores y también hijos (esto es, en el momento en que nuestros hijos se confunden en algo, desean charlar con nosotros sobre esto).
- Dales voz, no finjas que no desean disputar o cuestionar lo que afirmas, sino es positivo que discrepen y piensen por sí solos.
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