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¿Quién le dio las sandalias a Hermes?

Mitología. Las sandalias de Hermes o Talaria son los zapatos alados del dios Hermes; Forjados en oro imperecedero por Hefesto, dejaban a sus clientes volar como un pájaro. Parece ser, Hermes la recibe al nacer, en tanto que Hermes la tiene para huír de su cuna y hurtar el ganado de su hermano Apolo.

Entre los dioses mucho más extraños del panteón heleno es indudablemente Hermes. No por su fachada, por el hecho de que eso no podría ser más frecuente si el aspecto de un dios heleno pudiese ser común. Tampoco por su origen, por el hecho de que en esto solamente se distinguía del resto dioses. Se le representa desvisto y con sandalias aladas, en tanto que era el mensajero de los dioses, el encargado de llevar su palabra a la multitud en el momento en que los dioses eran bastante perezosos para decírselo ellos mismos. Asimismo transporta un sombrero de ala ancha (el petasus) y un bastón (el caduceo), que le venían realmente bien en sus usuales viajes. De esta forma hace aparición, por poner un ejemplo, en la estatua romana preservada en el Museo Pío Clementino del Vaticano. Su crónica de nacimiento no es menos retorcida que la de los otros deportistas olímpicos. Hesíodo y Eurípides narran de qué manera, a resultas del amorío adúltero de Zeus con la ninfa Maya, Hermes nació en una gruta en el Monte Cileno, al sur de la recóndita Arcadia. Allí Zeus había ordenado a la ninfa que lo mantuviera «en la obscuridad de la noche» para poder ver si podía huír de los celos locos de Hera. Pero eso no es lo extraño.

Desde el día de su nacimiento, el hijo menor de Zeus mostró signos de enorme precocidad y un talento inusual para el engaño y la trampa. El Himno homérico a Hermes asegura que Hermes, envuelto en pañales y depositado en una pequeña cuna, halló la forma de huír, escapó de la gruta y se dirigió a Tesalia, donde su hermano Apolo servía de pastor y cuidaba el rico rebaño. por el rey Admeto, según cuentan Pausanias y Homero, Hermes aprovechó un abandono de Apolo y robó una parte de su rebaño: 12 vacas, cien terneros y un toro. Entonces anudó una rama a la cola de cada animal para contemplar sus huellas y cruzó media Grecia con la manada hasta llegar a Pylos. Allí sacrificó 2 cabezas de ganado a los dioses y ocultó el resto en una pequeña gruta. En el momento en que acabó su maldad, regresó a su gruta en Monte Cileno, se envolvió en sus pañales y se subió a su cuna tal y como si nada hubiese pasado.

El Mito Heleno de Hermes «El Mensajero de los Dioses»

Diríase que en el momento en que nació Hermes y le quedaban escasas horas de vida, escapó de su cuna y escapó a los Pirineos , donde robó los bueyes que pertenecían a su hermano Apolo.

Diríase que ocultó ciertos de ellos en una gruta en Pylos y se comió otros para entonces sugerir los restos como sacrificio a los dioses. Por ello, se estima que Hermes creó los sacrificios para la adoración de las deidades.

El reconocimiento de Zeus al dios Hermes

En lo que se refiere al dios Hermes, Zeus reconoció en el joven su astucia, capacidad y también talento, si bien solo afirmaba la realidad para su conveniencia. Por este motivo, la Crónida decidió transformarlo en el dios de los negocios y singularmente del comercio, pero asimismo de la oratoria y las oraciones equívocas.

Mediante su sigilo y agilidad, el dios Hermes se transformó en el mensajero de los dioses. Como era el único que conocía todos y cada uno de los caminos del cosmos, incluyendo los que conducían al inframundo, se le encargó asesorar a las ánimas al reino de Hades. Exactamente de ahí que, los viejos helenos lo reconocieron como el santurrón patrón de los pasajeros. El dios Hermes siempre y en todo momento vestía una vara de olivo con 2 pequeñas alas entrelazadas por 2 víboras, un sombrero redondo que lo resguardaba de la lluvia y unas sandalias doradas aladas que lo transportaban de un espacio a otro tan veloz como el viento.

Un tema de tendencia divino

Si Olympus todavía estuviese en desempeño el día de hoy, Hermes estaría indudablemente bien patrocinado. Bajo sus auspicios, las novedosas tecnologías estarían a la cabeza con Internet. ¿Qué hay mucho más hermético que la red con su circulación vertiginosa enserio y patraña, de conocimiento y ocultación, de solidaridad y hurto? Conque tengamos precaución con el arquetipo de Hermes y gozemos de la bella música de su lira y su don para los lenguajes en el momento en que afirma verdades. Pero solicitemos al sabio Apolo que nos conceda el poder de discernir lo verdadero de lo falso.

Refererir esta entrada: Zaragoza Álvarez, Claudia, «Las sandalias aladas del siglo XXI», TriRec, https://trirec.weblogs.uv.es/goodyear, 1.5.202

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